Y seguiremos.

Y seguiremos.
Y seguiremos gritando hasta perforar el viento.

15 febrero, 2012

Los Brazos de Néstor. “-Vengo con un sueño.”


Hubo un hombre allá por el 2003 que nos dijo: -vengo con un sueño, y ese sueño tenía mucho de reparatorio y tanto de esperanzado. Un sueño, convertido en Proyecto en ciernes que respetaba las luchas de liberación y toda la resistencia del Trabajador Peronista, de la Militancia de la Juventud Peronista, pero que también invitaba a las fuerzas progresistas a sumarse. Néstor vino del palo innegable del Peronismo libertario, el que sabe de proscripciones y conoce los prejuicios clasemedistas, Político de tarima, si hacía falta, capaz de entender que la pulcritud de las formas es difícil de sostener cuando el animal humano lucha por sus derechos y sus necesidades,  y, que en ese fragor, el cerebro reptílico puede con cualquier convención, y hay que invitar y pacificar, sólo lo que debe ser pacificado.

La gesta se fue amasando. No éramos tantos al principio. Los que entendimos las señales de la memoria que hacen la historia estuvimos desde la primera hora. Y los gestos honorables se sucedían tanto como la lucha contra el dolor de la pobreza y la indigencia. La solidaridad volvió a usarse como vocablo hasta radicar su concepto.
Néstor convocó tanto a los luchadores de siempre como a una juventud que comprendía poco todavía, que además de la palabras sustentable, competitividad, existían otras como Justicia, distribución, solidaridad. Tarea ciclópea si las hay, zanjar décadas de silencio generacional. Los setenta enmudecieron con el proceso y padecieron sordinas durante las demo-dictaduras posteriores. Restablecer la continuidad, propiciar la transferencia  generacional de experiencias a las nuevas juventudes fue una tarea que inició Néstor pero que no tuvo tiempo de direccionar y concretar.

Néstor era como esos buenos padres que no precisan que sus hijos compitan por su amor o sus beneficios. Entendió que en el Universo hay lugar para todas las órbitas.
Isidoro Blastein dijo, en una oportunida y referido al campo de lo Literario que -quien no reconoce una paternidad es un hijo de puta. Duro Isidoro pero tal vez certero, toda nuestra escritura viene con la marca de otras escrituras que nos marcaron las primeras luces de nuestro hacer. Son marcas amorosas por las que se siente gratitud. Lo contrario sería la actitud cínica de desprecio a cualquier otro que no fuéramos nosotros y nuestro precario guetto, y lo cierto es que aún en la escritura somos parte de una gran otra escritura que viene de la historia de tantas plumas.
El cinismo no es revolucionario, ni joven, ni liberador. Reduce el mundo de quien lo ejerce a una precaria piecita de dos por dos que recicla las mismas palabras y las mismas ideas frente a un espejo.
Y Néstor se fue, con sus brazos que desplegados tenían envergadura para abarcar pacificando. Se fue con su sueño a medias concretado, y quedó una madre a la que le debemos reclamar la misma sabiduría ahora que no hay un padre que instaure la metáfora paterna, la legalidad.
Las madres suelen ser excesivas con los hijos, suelen caer en situaciones de narcisismo, de una especularidad equivocada, la locura de la mutua y excluyente pertenencia en la que no queda espacio para nada y nadie más, y la riqueza del Mundo y de la realidad se pierden en esa operatoria poco sabia. También quedan comprometidos el crecimiento, la independencia crítica de los hijos, finalmente la correcta maduración que comprende que el mundo no es binario, que hay un abanico para considerar.

La Juventud es nuestra esperanza siempre, pero una juventud preocupada por la funcionalidad de los cargos, una juventud que mira despectiva o desconoce a sus antecesores históricos de lucha, una juventud que abusa del verbo en detrimento de aquellos que sin tenerlo tan intelectualizado lo tienen desde la verdad de la realidad y de la historia, y que no puede reconocerlos como iguales en la lucha, y aún, les compite en lugar de aprender lo aprendible. Digo, esa juventud se me hace transitoriamente desorientada. Los jóvenes no deben responder a coreografías, deben, por su esencia, cuestionar hasta a la madre que los parió buscando verdades. El joven que no tiene la generosidad del Poema, del Ideal es un joven viejo. Están bien la eficiencia y la gestión pero no alcanzan si se pierden los para qué, y los para qué están entre el dolor, la necesidad, la desconfianza de quienes han y siguen pasando necesidades, y también en la sabiduría de todos ellos a los que se pretende redimir.

Yo la invito a esta madre, Cristina, a recordar la envergadura de los brazos de Néstor. Hay una generación que late en los brazos de Cristina, y aquí se le debe pedir que sea una madre generosa y justa. Que no hostigue enfrentamientos entre iguales ideológicos, que no arme guardias pretorianas, estaremos todos para defenderla, como lo hemos hecho por años y desde el principio.
El Campo Nacional no se puede dar el lujo de desperdiciar valores, fuerza, Organizaciones. Precisamos a La juventud con los Trabajadores organizados conjugando sus idiomas y sus verdades. Los jóvenes no pueden despreciar aquello que dicen defender, sería una contradicción imperdonable.

Néstor tuvo un sueño. Espero que Cristina sea tan buena madre como para saber continuarlo. 

10 febrero, 2012

¿Y si nadie queda afuera?

Aclarando previamente mi apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, en el entendimiento que debe ser posible llevar adelante el Proyecto Nacional y Popular y que, en lo personal, deseo que ella sea quien lo lleve adelante, así emití mi voto, me pemitiré algunas reflexiones sencillas acompañadas de esas convicciones que siempre nos acompañan y desde las cuales cada quien se posiciona en la vida.
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Desconocer a Moyano y al MTA forma parte de la máquina de borrar Historia que nos lleva a repetir las malas historias. Un Gobierno Popular con un Proyecto Nacional y Popular no debiera excluir de su seno luchadores probados, Trabajadores Organizados.
Creo yo que Cristina está hondamente equivocada con esta política de exclusión, puertas adentro, de sectores Sindicales que han luchado con lucidez y exposición durante años duros. Estas luchas de resistencia son las que hacen el camino que posibilita la llegada de Gobiernos como el de los Kirchner, declarados pertenecientes al movimiento Peronista desde siempre. Fogonear diferencias entre pares ideológicos es poco menos, si no suicidar, poner en riesgo el Proyecto, implotarlo, dejarlo como escenario de miserias para el mejor postor, para la mirada de otro que sabrá qué hacer con las migas del precario servicio de contiendas. La derecha y sus derivados "progresistas", no descansan, atacan en el primer caso o aguardan las caídas, y se infiltran en el segundo caso, se camuflan, y trabajan desde adentro para vaciar de contenidos las improntas de liberación y Justicia Social.

De 2003 para acá todo venía bien, ¿Cómo haría la derecha para torcer rumbos? -infiltrarse, ¿Cómo? la aparición de los progresismos de siempre, al servicio y alerta, y su socia eterna que seduce tanto al argentino medio: la demonización de lo Sindical.
No es nuevo, es una historia repetida, como una moebius eterna. La vimos, la padecimos, fuimos sus vícitmas. Qué más haría falta para identificarlas y ponerlas en caja.

La juventud, recién arribada a partir de este Bicentenario, debiera unirse y nutrirse con los Trabajadores Organizados, Sindicales que vienen sosteniendo probadamente la lucha contra la codicia y la entrega, y cuya lucha también forjó en parte el camino para que llegáramos a esta primavera.  Si esta unión codo a codo se diera, finalmente se produciría  ese transvasamiento generacional interrumpido por Dictaduras y Demodictaduras durante décadas.
Todos sabemos que no es tan sencillo borrar las huellas de quienes fueron chicos y adolescentes durante las décadas en las que se suicidó la Historia. Aquellos chicos y adolescentes bebieron de esa era vacía, probaron desde el primer juguete hasta el pimer vaquero adolescente de esos años viciados de esnobismo e indiferencia. Ellos tomaron la leche Liberal como buena, hasta que todo estalló, pero aquellas marcas son marcas para trabajar en el fragor de la militancia conjunta, Juventud y Trabajadores Organizados, los que vienen luchando con honestidad y fieles a Ideas no a intereses mezquinos. Y qué más se podría pedir. Esta es la oportunidad Histórica, no habrá otra si la perdemos.
O queremos vicios de conciencia, rupturas entre iguales, camarillas frepasistas y aliancistas, desprecio por el Trabajador Sindical, repeluz Peronista encubierto, o no tanto.
Sabemos cuál es el verdadero enemigo.También sabemos que sabe usar sus cantos de sirena, sus citas Gramscianas. Qué estamos haciendo. Qué está haciendo Cristina.
Y si no, por qué tanta insistencia para que un Moyano quede afuera. Nadie del verdadero Campo Nacional y Popular debe quedar afuera. Es hora de uniones y convergencias entre nosotros, entre los que nos sabemos por décadas.
Lo leo como señal. No me agrada. No puedo no decirlo, aunque me sienta sola al hacerlo, aunque quede en Orsái, en posición adelantada. Quiero un juego para todos nosotros, toda gente de Ideales y de buena voluntad.
Por favor, que alguien le avise a la Presi.


¿Por qué no está Norberto Galasso en lugar de Pacho O´Donnell al frente del reciente Instituto de Revisionismo Histórico?
Enigmas actuales. 
MARAVILLOSO, SABIO, PRECLARO GALASSO.
Y como diría el Chango Heredia y cantaba bellamente la Negra: "Para descartar esta sensación de perderlo todo; para analizar por donde seguir y elegir el modo...."Estos Intelectuales generosos, buena leche y con la claridad de una Historia propia vivida en nuestra Historia, iluminan, advierten, si los escuchamos, ayudan a corregir el rumbo si en algo se desvía.

Norberto Galasso sobre el 54% y el rumbo actual.

El resultado de las últimas elecciones coloca al movimiento nacional y popular liderado por Cristina Fernández de Kirchner en una posición altamente favorable, con mayoría legislativa y una oposición debilitada y dispersa con escasa presencia en el escenario político. En principio, ello abre amplias posibilidades para profundizar las transformaciones que se vienen concretando en los últimos años. Pero,  para ello, resulta imprescindible que en el movimiento nacional no se produzcan divisiones ni agrietamientos   sino que se avance en la consolidación y fortalecimiento del mismo, desde abajo, mejorando la organización y la capacidad de movilización.
El  triunfo alcanzado sobre los partidos políticos opositores  no significa  olvidar que los principales adversarios del progreso económico y social de un modelo popular , siguen manteniendo fuerza: las grandes corporaciones mediáticas, la Mesa de Enlace Agropecuario y  los  grandes consorcios financieros e industriales  estrechamente ligados a empresas multinacionales con el apoyo de los grandes potencias hoy en grave crisis económica.  Están todavía allí -en algunos casos, totalmente indemnes- manteniendo su bandera del neoliberalismo bajo la cual nos oprimieron durante más de un cuarto de siglo.
Profundizar el modelo implica entonces avanzar en todas aquellas medidas que puedan debilitar a  esas fuerzas reaccionarias que siempre esperarán alguna oportunidad  para intentar  retornarnos al pasado. Asimismo, profundizar el modelo significa tener nosotros cada vez mayor fuerza llevando adelante las transformaciones que aseguren no sólo el mantenimiento y aún más, el crecimiento cuantitativo de nuestras fuerzas, sino también mejorar la articulación del campo nacional, dotarlo de cuadros medios audaces y aguerridos ideológicamente,  dar en plenitud la batalla cultural liquidando los mitos y  falacias de la vieja superestructura ideológica semicolonial y asimismo, ahondar  la cohesión y la capacidad de movilización popular.
El 54% del triunfo electoral es muy importante, pero no autoriza a hacer ‘la plancha’, ni a otorgar, como dijera alguien, ni un ‘cachito así’ de complacencia  a un enemigo que nos robó, a lo largo de nuestra historia, no sólo recursos naturales, alegrías y esperanzas, sino miles de compatriotas.
Por esta razón, preocupa la más mínima disidencia en el campo nacional y en cuanto aparezca es preciso saldarla, cerrar y cicatrizar las heridas. Son épocas que exigen  gran generosidad   personal,  aventar todo obcecamiento, realizar  profundas autocríticas, para no  dejar un flanco abierto a la reacción. Si hemos avanzado hasta aquí, más allá de las contradicciones y de los momentáneos retrocesos, es porque hemos sabido delimitar claramente cuáles son  las diferencias frontales con los representantes del pasado y de la entrega  y cuáles las diferencias laterales con el aliado, siempre inevitables estas últimas por tratarse de grandes movimientos nacionales policlasistas donde los diversos sectores vienen de distintas experiencias, con metodologías diferentes,  con  perspectivas de clase diversas.
Resulta importantísimo, por supuesto, que el movimiento nacional cuente con una fuerza juvenil que  se vigorice y amplíe, aportando audacia y renovación. Esa explosión juvenil- que se hizo visible en los festejos del Bicentenario y especialmente, en el velatorio de Néstor- ofrece extraordinarias posibilidades, especialmente en un país que una década atrás veía a los muchachos y muchachos haciendo fila en algunas embajadas porque creían que la Argentina ya no les aseguraba, a sus vidas, ningún   futuro.   Pero también es cierto que resulta fundamental para el movimiento una central obrera capaz de cubrir diez cuadras con sus afiliados para sostener toda medida transformadora que intente ser resistida por los sectores del privilegio.
En un país como el nuestro, donde hemos sufrido la represión genocida y la entrega económica, los sectores populares siempre han sabido comprender a sus líderes cuando circunstancias externas  inmanejables obligaron a desplazamientos,  giros o cambios en su política,  en un sentido u otro, coyunturalmente, manteniendo inalterable el objetivo estratégico. Lo que aún después de tantas experiencias continúa sin aprender la ultraizquierda-y por eso sigue siendo minúscula- lo han sabido  asimilar las mayorías populares . Estas últimas, sin hablar de “correlación de fuerzas” y “del enemigo principal”, lo han aplicado en la política concreta, mientras aquellas, ensoberbecidas por ‘la fraseología revolucionaria’, han resultado - muchas veces- funcionales a  la contrarrevolución. De manera  tal que así como las últimas elecciones  han dado un voto de confianza al  gobierno, éste deberá estar seguro que las bases lo acompañarán en momentos difíciles, no por mero disciplinamiento, no porque se recurra a dirigentes dóciles, sino porque especialmente en el campo obrero, están los antecedentes de lucha  que aguantan cualquier archivo. No  debe olvidarse que fueron los trabajadores y las Madres de Plaza de Mayo las barricadas de resistencia ante los gobiernos reaccionarios-tanto dictatoriales como seudodemocráticos- mientras gran parte de los elencos políticos transaban a cambio de intendencias, embajadas u otros cargos.
Pudiera ser quizás, como sostienen algunos compañeros, que la crisis económica mundial  golpee duramente sobre países como el nuestro. Si así fuera, el peso de la crisis no puede caer sobre los trabajadores, según lo ha expresado la propia Presidenta al sostener que ella no es neutral en el conflicto entre el capital y el  trabajo.  Y ante esa posibilidad de  afrontar momentos difíciles es precisamente cuando se requiere que los diversos componentes del movimiento  nacional, expresión fiel de sus bases, confluyan en una sola fuerza sin cortocircuitos ni rispideces, ni equívocos o malas interpretaciones.
 La teoría enseña que la conducción para los grandes cambios debe ser revolucionaria y apoyarse en un partido revolucionario, ideológicamente armado, con férrea organización para dar la pelea. Pero resultaría demasiado  fácil reiterar esa vieja enseñanza teórica sin tener en cuenta la realidad política por la cual transitamos, como acostumbran algunos para estar en paz con su conciencia y no recibir impugnaciones por supuestas  izquierdas. Pero a riesgo de que los vanguardistas  puros nos impugnen proponiendo soluciones que  ellos no tienen posibilidad alguna de poner en práctica, preferimos sostener humildemente que  hoy y aquí, es fundamental no debilitar el frente nacional tal como ha surgido en los últimos años, protagonista de transformaciones muy importantes, algunas hasta inesperadas, más allá de improvisaciones, contradicciones y hasta errores, que los hubo, sin duda, como en el conflicto de la Resolución 125.
Los dirigentes que deban tomar decisiones al respecto sabrán priorizar esta cuestión – cohesión, organización, movilización- y  lo harán seguramente  sin anteponer cuestiones personales, ni soberbia, ni contumacia, que pongan en peligro  todo lo que se ha avanzado. Esto, por supuesto, no implica abandonar el espíritu crítico, pero siempre teniendo presente que una cuestión es disentir parcialmente  con el aliado, con el cual se supone que existe un objetivo común, que lanzarle toda la artillería ideológica como si se tratase del enemigo, haciendo el juego al verdadero enemigo cuyo objetivo estratégico es el reverso del nuestro.
 La solicitada de  Plataforma  2012 – aparecida sugestivamente en “La Nación” junto  a la foto de una intelectual conversa-  resulta un buen ejemplo de revolucionarismo abstracto que opera muy peligrosamente en la política concreta, así como  la retractación de varios de los firmantes de esa solicitada  demuestra que hay quienes saben recoger las enseñanzas de nuestra experiencia política. De aquí la importancia de la batalla por las ideas, de ahí también la importancia de los archivos para que no resulte que un buen proyecto quede en manos de un  oportunista que lo desprestigie. Desde este modesto espacio insistimos en que es necesario  mantener el cable a tierra con la coyuntura  junto a los trabajadores sin abandonar el proyecto estratégico que apunta a la gran transformación de América Latina en la liberación y la unidad que postularon San Martín,  Bolívar y tantos otros que nos siguen marcando el rumbo.
NORBERTO GALASSO.