Amanece
soy
la misma que inventa rincones
y
pone pétalos entre adoquines.
Creo
menos en la revolución
los
vi llegar lejos para traicionarla.
Escucho
las voces doctas del bien pensar
sacuden/
destilan/ pero con qué miseria
miseran
a tantos.
En
la olimpíada de los redentores pierden
los
ciertos y se quedan con ojos de arena
sin
comprender. Esperan la antorcha
prometida
y siguen esperando.
Algún
mendrugo de la gran comilona llega
a
destiempo.