Y seguiremos.

Y seguiremos.
Y seguiremos gritando hasta perforar el viento.

04 abril, 2013

Orsái.


No sé si alguna vez supe lo que es quedar adentro, en la posición correcta, paradita ahí,  en donde el mundo puede estar derrumbándose y uno sale con el pellejo sano, como si los milagros fueran cosa cotidiana.
Generalmente, me ocurre lo contrario, a esta loca alma mía se le da por andar curando las heridas de los perdedores, por olvidar afrentas si ese alguien tiene una necesidad y por ser abogada de cuanta causa perdida llega al despacho de su corazón.
Por otra parte, nunca pude disimular un enojo, es más,  puedo cometer el pecado de la ira si, a mi parecer, la situación lo merece y, en estos casos,  no miro ni mido frente a quién, sólo me importa la justicia del acto. Con esto no reivindico la tempestad de mi temperamento, que es, creo, uno de los aspectos que no han sucumbido a la sabiduría de los años.
Soy una jugadora que siempre está en posición adelantada, o fuera del lugar esperado, en off-side, en orsái.
Es que en las zonas de la cancha en las que quedo colocada,  indebidamente para las reglas,  siempre son las zonas en las que mora, implícita o explícitamente,  alguna forma del dolor, y,  generalmente allí,  nadie lanza ninguna pelota para seguir el juego.
No sé si este sea mi demorado y pertinaz rasgo adolescente a corregir, tampoco sé si de ese rasgo quiera crecer alguna vez.
Yo sé que,  cuando quedo en orsái,  prefiero el silencio, yo me entiendo, sé que algo justo está ocurriendo, aunque, circunstancialmente, mis compañeros de equipo se enojen.
Total,  ya lo decía Manzi:  “...que el alma está en orsái, che bandoneón.”

Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo. Por Juan Domingo Perón.


Desde Madrid, difundido el 21 de febrero de 1972

Hace casi treinta años, cuando aún no se había iniciado el proceso de descolonización contemporáneo, anunciamos la tercera Posición en defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones, frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo un peligro mayor- que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos, que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza.

Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional.

La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes político. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia.

Los hechos

El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas.

La humanidad está cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas condiciones. Su acción va más rápido que su captación de la realidad y el hombre no ha llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la naturaleza y no de su poder mental. De este modo, a diario, su vida se transforma en una interminable cadena de contradicciones.

En el último siglo ha saqueado continentes enteros y le han bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó el automóvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del automóvil que se asienta, sobre un cúmulo de problemas de circulación, urbanización, inmunidad y contaminación en las ciudades y se grava las consecuencias de la vida sedentaria.

Despilfarro masivo

Las mal llamadas "Sociedades de Consumo", son, en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, por el que el gusto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes necesario o superfluos y, entre estos, a los deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna cierta vida porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la saluda humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la vanidad humana. Como ejemplo bastan los autos actuales que debieran haber sido reemplazados por otros con motores eléctricos, o el tóxico plomo que se agrega a las naftas simplemente para aumentar el pique de los mismos.

No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funciones mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el Tercer Mundo. De este modo el problema de las relaciones dentro de la humanidad es paradójicamente doble: algunas clases sociales - la de los países de baja tecnología en particular - sufren los efectos del hambre, el analfabetismo y las enfermedades, pero al mismo tiempo las clases sociales y los países que asientan su exceso de consumo en el sufrimiento de los primeros, tampoco están racionalmente alimentados ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o físicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad y del tedio y los vicios que produce el ocio mal empleado.

El espejismo de la tecnología

Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o por la falsa creencia generalizada de que los recursos naturales vitales para el hombre son inagotables, este estado de cosas tiende a agravarse, mientras un fantasma - el hombre- recorre el mundo devorando 55 millones de vidas humildes cada 20 meses, afectando hasta países que ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo fulmíneo en las próximas décadas. En los centros de más alta tecnología se anuncia entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán compras por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan visible que perece que estuviera constituida por más de una especie.

El ser humano cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira el agua que bebe, y el suelo que le da de comer y eleva la temperatura permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata el mal que podía servirle de última base de sustentación.

Después de la tierra, el mar ...

En el curso del último siglo el ser humano ha exterminado cerca de 200 especies animales terrestres. Ahora ha pasado a liquidar las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva, amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente derramado. Solo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al infinito el tonelaje de los petróleos sin tomar medidas de protección de la fauna y flora marinas.

...Y el agua potable

La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades, es bien conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio, todavía existe un conocimiento mundialmente difundido acerca del problema planteado por el despilfarro de agua dulce, tanto para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al mismo tiempo la erosión provocada por el cultivo irracional o por la supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problemas mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza. Para colmo muchas fuentes naturales han sido contaminadas; las reservas cuando nos quedaría como último recurso la desalinización del mar nos enteramos que una empresa de este tipo, de dimensión universal, exigiría una infraestructura que la humanidad no está en condiciones de financiar y armar en este momento.

Alimentos y armas

Por otra parte, a pesar de la llamada revolución verde, el Tercer Mundo, todavía no ha alcanzado a producir la cantidad de alimentos que consume, y para llegar a su autoabastecimiento necesita un desarrollo industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social que todavía está lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la producción de alimentos sustitutivos está frenada por la insuficiencia financiera y las dificultades técnicas.

Por supuesto todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenada como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad 200.000 millones de dólares anuales.

A este maremagnum de problemas creados artificialmente se suman el crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar la actual " ratio " de crecimiento. De seguir por este camino, en el año 2.500 cada ser humano dispondrá de solo metro cuadrado sobre el planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse que dentro de 20 años más de la mitad de la humanidad vivirá en ciudades grandes y medianas.

Política demográfica

Es indudable pues, que la humanidad necesita tener una política demográfica. La cuestión es que aún poniéndola en práctica, ya por el retardo con que comenzaremos,. no producirá sus efectos antes del fin de la década en materia educativa, y antes de fin de siglo en materia ocupacional. Y que además la política demográfica no produce los efectos deseados sino va acompañada de una política económica y social correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente industrializados donde rige la economía del mercado, o aquellos países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus descendientes

Qué hacer

Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que hemos enumerado, comprobaremos que provienen tanto de la codicia y la imprevisión humana, como de las características de algunos sistemas sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas, aun que en última instancia tenga como denominador común la utilización de la inteligencia humana. A la irracionalidad del suicidio colectivo debemos responder con la racionalidad del deseo de supervivencia.

Para poner freno e invertir la marcha hacia el desastre es menester aceptar algunas premisas:

1. Son necesarias y urgentes: una revolución mental en los hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente industrializados; una modificación de las estructuras sociales y productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta tecnología donde rige la economía de mercado, y el surgimiento de una convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el resto de la naturaleza.

2. Esa revolución mental implica comprender que el hombre no puede reemplazar a la naturaleza en el mantenimiento de un adecuado ciclo biológico general; que la tecnología es un arma de doble filo, que el llamado progreso debe tener un límite y que incluso habrá que renunciar alguna de las comodidades que nos ha brindado la civilización; que la naturaleza debe ser restaurada en todo lo posible que los recursos naturales resultan aceptables y por lo tanto deben ser cuidados y racionalmente utilizados por el hombre; que el crecimiento de la población es aumentar la reducción y mejorar la distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales como la educación y la salud pública, y que la educación y el sano esparcimiento deberán reemplazar el papel que los bienes y servicios superfluos juegan actualmente en la vida del hombre.

3. Cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales . Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir, a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos.

4. La modificación de las estructuras sociales y productivas en el mundo implica que el lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna. y que la justicia social debe exigirse en la base de todo sistema, no solo para el beneficio directo de los hombres sino para aumentar la producción de alimentos y bienes necesarios; consecuentemente, las prioridades de producción de bienes y servicios deben ser alteradas en mayor o menor grado según el país de que se trate. En otras palabras: necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionar el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental.

5. Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente exhausto y la sed y enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las ciudades jardines del futuro.

6. El crecimiento de la población debe ser planificado, en lo posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la salud humana, según las condiciones particulares de cada país (esto no rige para la Argentina, por ejemplo) y en el marco de políticas económicas y sociales globalmente racionales.

7. La lucha contra la contaminación del ambiente y de la biosfera, contra el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el hacinamiento de la ciudades, debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e internacional. Estos problemas, en el orden internacional, deben pasar a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la vida permanente de la Naciones Unidas con carácter de primera prioridad. Este, en su conjunto, no es un problema más de la humanidad; es el problema.

8. Todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con la justicia social, el de la soberanía política y la independencia económica del Tercer Mundo, y la distensión y la cooperación internacional.

9- Muchos de estos problemas deberán ser encarados por encima de las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus sociedades o a los Estados unidos dentro de la comunidad internacional.

Nosotros los del tercer mundo

Finalmente deseo hacer algunas consideraciones para nuestros países del Tercer Mundo:

1- Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias correspondientes .Por eso cada gramo de materia prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos que dejarán de producir mañana .

2- De nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo , preconizados por esos mismos monopolios , que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos .

3- En defensa de sus intereses , los países deben propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria .

4- No debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción estará en condiciones de enfrentar las angustiosamente difíciles décadas que se avecinan.

La Humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma.

En esta tarea gigantesca nadie puede quedarse con los brazos cruzados. Por eso convoco a todos los pueblos y gobiernos del mundo a una acción solidaria.

Los días de abril, el otro abril.

Parece lejano el estallido de turismo pascual-puente-Malvinas entendido por el Gobierno Nacional como parte del éxito del modelo.
Hoy la realidad muestra, con dramatismo y como para que no se olvide nadie, que lo valioso es, primero la vida, y la vida con sus dignidades: Pan, Trabajo, Salud, Educación, Vivienda digna y propia.
Y así como en lo individual ser un turista y consumidor consumido que no llega a los propios ladrillos, a la propia vivienda, no da dignidad, también en lo social,  y en otra escala, la realidad muestra la mueca del error.
Los tres Gobiernos: Nación, Provincia y  Ciudad de Buenos Aires deberán entender eso, que son Gobiernos, y como tales deben administrar el bien común. No importan las plazoletas decoradas, los bulevares, o las fantásticas transmisiones en las que se nos pretende vender una realidad de fantasía. Importa la gente y la verdad de aquí abajo, el abajo de la realidad.
Y quien diga que gobierna para todos, para los 40 millones de Argentinos, que lo haga de verdad para los 40 millones de Argentinos.
Importa la grandeza de espíritu, la generosidad, no el cálculo mezquino y la minucia. Tanta mezquindad da pena, da vergüenza ajena.
Con el costo de vidas, de realidades apuñaladas por el agua, de existencias que se escurren por las rejillas que no existen y se devoran existencias, con semejante costo, tienen ustedes la oportunidad de meditar sobre estos años, que no son pocos.
Sepan que la gente supo esperar, porque los Pueblos son mansos y esperan, pero también se cansan, y cuando se cansan “hacen tronar el escarmiento”.
El agua los dejó bastante desnudos y a la vista, mucho más desnudos a ustedes que los adultos mayores que tuvieron que exhibir sus carnes para ser rescatados, desnudez que en la intemperie los dignificó por su heroísmo y entereza. Pero a ustedes señores…. a ustedes esa desnudez acabó de mostrarlos con espectral realismo, la contratara del retrato de Dorian Grey.
Hoy hay listas de muertos y desaparecidos.
Los Derechos Humanos son la condena a los genocidas y sus socios, pero también la derogación de las leyes de la Dictadura, aún pendiente. El derecho a la vida se defiende todos los días y no desde discursos, más vale, obras son amores.
Sigue habiendo muertes innecesarias, ahí pierden vigencia los Derechos Humanos, que no son patrimonio ni temporal ni de ningún sector, la palabra lo dice, son Derechos de Humanidad.
Han dado, señores, un triste espectáculo. El Pueblo es heroico y ustedes le han hecho poco honor, todos.
Las lluvias convectivas, esta novedad que nos alarma, los han mostrado en la desnudez inmediata del primer reflejo que es siempre el verdadero. Todo lo que se diga después no cambia ni un renglón. Las verdades suelen ponerse en escena como síntesis, y esta vez el agua hizo la tarea de montar el escenario.
Muchos esperamos no haber dilapidado la confianza, no haber gritado hasta perforar el viento al defenderlos, vanamente. Porque con la misma fuerza que gritamos en la defensa podemos gritar para reclamar lo justo.
Estamoa a tiempo. Este es un  Pueblo que un 30 de marzo de 1982 hirió de muerte a la dictadura genocida. Hemos aprendido a saber que la historia la hacemos y que no se la debemos a nadie. Y que ser "lo menos malo" no debe ser la coartada de nadie que apetezca conducir este País.
Atentos. Los vimos. Los estaremos mirando.

03 abril, 2013


Crecimos mal, la baldosa al revés
la pregunta encima. No estamos
en la agenda de dios. La tinta
es piedra en manos sacrílegas.

02 abril, 2013


-Señores, a sacarse la medida de tanta desmedida.
Hoy la cáscara es nuez, y la nuez se esconde.
El guiso de cacharros huele a polen pasado de vientos.
Rompan los frascos, las ocasiones falsas. Duerman la
siesta de la buena espera en una almohada sin dientes,
y si despiertan, no hundan el Planeta.