Y seguiremos.

Y seguiremos.
Y seguiremos gritando hasta perforar el viento.

04 marzo, 2012

El País de los Espejos.


Imagino que si Kafka hubiera intentado hacer  su versión de Alicia en el país de las maravillas,  se hubiera acercado a la lógica dramática de ese sujeto que buscaba acceder al Castillo.
Supongamos que vivimos en un país con innumerables espejos. Espejos  que se multiplican con cada pregunta que efectuamos.
Un país refundado desde una trampa inicial de la cual sólo vemos el reverso, y sostenido sobre la metáfora inversa  a  esa aventura de Alicia, que paladeamos en la infancia y comprendimos en la adultez.
El reverso de la trampa, la parte ciega del espejo. Cada pregunta multiplicando espejos. Cada pregunta que interroga recibe como respuesta el nombre de quien la efectúa. La perversa lógica de El castillo al que no hay forma de llegar.
En el país de los espejos, por interrogar, fui otra damnificada, no pude atravesarlo ni contestarme la pregunta porque al intentarlo sólo encontré mi propio nombre.

De "Decires (Breves ensayos Poéticos en Prosa)", 2003. Ed. Corregidor.

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